SUS AMORES

LEONOR ALLENDE DE BUFFO

Leonor Allende nace el 11 de Abril de 1883 en Córdoba, fue hija de Pedro Allende y Delfina Tocaimasa.

El nombre de Leonor Allende merece puesto de honor en el elenco femenino de las letras nacionales, en cuanto fue la primer periodista que en Córdoba ejerció el periodismo activo y militante, con diarias obligaciones y con sueldo fijo.

Publicó en 1907 Flavio Solari y en 1912 Don Juan Ramón Zeballos. En 1914 se casa con Guido Buffo y fue su Musa e inspiradora, construyen juntos una historia de Amor inolvidable.

Escribió El nobilísimo Señor de Olllantaytambo príncipe de Chimu y su amor, La Llama, El Misterio de Ur, El libro de los cielos, publicó una Monografía sobre “Arquitectura Maya”; colaboró en las revistas “Plus Ultra”, “Caras y Caretas”, “Riel y Fomento”; diario “La voz del Interior”. Fallece a los 47 años de edad el 24 de Marzo de 1931.

¡Empezad!  Una acción sola,  vale más que muchas  palabras bellas ordenadas en elegantes discursos. Los pensamientos necesitan  traducirse en acción  para dar fe de su existencia, y si no ocurre así, la labor intelectual es tan vana como el ocio o quizá más perjudicial que él.
                                                            Flavio Solari. Pág 115.

 

 

ELEONORA VENDRAMINA BUFFO ALLENDE

(Este es el nombre de identidad  con que figura  en su acta  de nacimiento y  de fallecimiento.)

Nace el 25 de Junio de 1917 en Rosario, es hija de Leonor Allende y Guido Buffo. Siempre rodeada de Amor; su vida fue corta pero intensa hacia un despertar de talentos. Escribió “Como la Flor del aire” y “Maravillosa Aurora” publicadas luego de fallecer a los 24 años de edad el 6 de Septiembre de 1941.

Sus obras póstumas llevan el nombre de Leonor Buffo Allende, como así el mármol de su cripta está grabado por su padre de esta manera, por lo que se conoce el nombre de Leonor a la madre y a la hija.

Cada  uno  de nosotros debería obrar como si  estuviese  destinado  a ser un  grande hombre o una gran mujer. Como si  cada acto nuestro debiese ser recogido y juzgado, más adelante, por la humanidad.
Maravillosa Aurora  XVIII